La reanimación cardiopulmonar, conocida por las siglas RCP , es una técnica que las personas encargadas de brindar los primeros auxilios dentro de una empresa deben dominar al cien por ciento, ya que esta se pone en práctica cuando un trabajador sufre un accidente, ya sea una descarga eléctrica, un ataque cardiaco o un ahogamiento, que le provoca dejar de respirar, con el fin de restablecer su capacidad respiratoria, así como su actividad del corazón.
El objetivo principal de este procedimiento es que el flujo de la sangre de la persona afectada no se detenga, incluso cuando no está respirando, de esta forma es posible disminuir daños irreversibles en el cerebro y hasta evitar la muerte.
Entre 90 y 95% de los casos de personas que sufren un paro cardiorrespiratorio y no recibe tratamiento inmediato, acaban en muerte.
Pero, ¿cuál es la manera correcta de aplicar la reanimación cardiopulmonar? Aquí les compartimos una breve guía; sin embargo, por su importancia es necesario que los integrantes de las brigadas de seguridad de cada compañía reciban un curso por parte de especialistas en primeros auxilios. Aunque por ser un procedimiento necesario para actuar ante cualquier emergencia, muchas empresas brindan dicha capacitación a todos los que conforman la plantilla laboral, independientemente de la actividad que realicen.
¿Cómo aplicar una reanimación cardiopulmonar?
- Se debe ejecutar de inmediato; en cuanto se observe que el trabajador no respira, es decir, no sale aire por su nariz ni por su boca, y está inconsciente o no responde al tacto o la voz. Es vital iniciarla durante los primeros dos minutos tras el colapso.
- La persona que ala aplique debe estar relajada y concentrada, para poner en práctica de manera correcta todas las indicaciones.
- Colocar a la persona afectada boca arriba para no dañarle el cuello e intentar estimularlo (agitarlo y hablarle fuerte) para averiguar si hay algún tipo de respuesta y valorar su nivel de consciencia
- Abrir las vías aéreas del afectado y utilizar los sentidos para percatarse de si respira: ver el movimiento del tórax, oír el sonido del flujo del aire y sentir en la mejilla el aire expirado.
- Si no respira, llamar inmediatamente a emergencias y solicitarles un desfibrilador (la primera descarga se debe dar durante los primeros tres minutos).
- Iniciar las compresiones torácicas. Idealmente, una persona debe sostener el cuello del afectado mientras el experto en esta técnica inicia con el procedimiento, de la siguiente manera:
• Colocar los brazos de manera perpendicular y totalmente estirados sobre el afectado.
• Poner la base de una mano sobre el esternón en el centro del tórax.
• Colocar la otra mano sobre la primera, entrelazando los dedos.
• Mantener los dedos separados del tórax.
• El primer minuto, hacer 30 compresiones rápidas, profundas (cinco centímetros) y constantes (sin interrupciones), por cada dos ventilaciones sobre el talón de la mano, dejando caer el cuerpo sobre ella; después deben realizarse 100 compresiones rápidas por minuto, por cada dos ventilaciones.
• En cuanto se tenga disponible un desfibrilador, hay que descubrir el torso del afectado y secar las áreas húmedas o el sudor para colocar el parche superior en el costado derecho, a la derecha del esternón, por encima del pecho; y el parche inferior en el costado izquierdo, por debajo del corazón. Solo parar las compresiones para la colocación del desfibrilador y reanudarlas de inmediato, hasta que éste indique si es necesario dar descargas; de lo contrario, continuar con las compresiones.
• En caso de ser necesario dar descargas, nadie debe tocar al afectado mientras se realizan, y una vez finalizadas, se debe continuar con las compresiones, hasta que el desfibrilador vuelva a analizar el ritmo cardiaco.
• Una vez que el afectado respire con normalidad, aunque no responda, se deberá poner en posición lateral.
A continuación les compartimos un video para dejar aún más clara la aplicación correcta de la reanimación cardiopulmonar.
Es importante tener en cuenta que las técnicas de reanimación cardiopulmonar varían ligeramente según la edad y el tamaño del paciente; existen diferentes procedimientos para adultos, para niños de 9 años en adelante, para niños de 1 a 8 años y para bebés.
Entre más personas dominen esta práctica en una empresa, más vidas se podrán salvar a causa de la demora de una ambulancia.
Fuente: blogseguridadindustrial.com